17 de agosto de 2012

Productos de limpieza convencionales


Para afrontar las tareas domésticas de limpieza desde un punto de vista ecoresponsable, primero hay que dar un repaso a los productos de limpieza que utilizamos en ellas. ¿Por qué los productos que compramos en el supermercado son malos para el medio ambiente y para nuestra salud?



¿Qué contienen?

La mayoría de los limpiadores comerciales no ponen todos sus ingredientes en la etiqueta. Muchos de ellos tienen patentes que protegen la fórmula (cantidades y elaboración), pero los compuestos más relevantes sí aparecen. Estos son algunos de los que leo mirando etiquetas por el supermercado.

Tensioactivos
Me detengo más en ellos porque realizan la tarea fundamental de facilitar que el agua penetre en la mancha, sobre todo cuando ésta es producida por sustancias insolubles en agua. Esto se consigue porque sus moléculas tienen un extremo polar, que es soluble (se une) con el agua y un extremo no polar, que es soluble en grasas. Los tensioactivos pueden ser sintéticos o de origen natural (muy pocos).

En las etiquetas podemos leer:
- "Tensioactivos aniónicos", su extremo polar contiene una carga negativa al disolverse en agua.
- "Tensioactivos no iónicos, la molécula no tiene carga (como los alcoholes).
- "Tensioactivos anfóteros", sus moléculas se comportan como aniónicos si el pH del agua es básico (dura) o como catiónicos (carga positiva) si el pH del agua es ácido.

Fosfatos (polifosfatos, TPS)
Sirven para evitar que las sales de calcio y magnesio del agua se depositen sobre la ropa impidiendo la limpieza.

EDTA (ácido etilendiaminotetracético)
Se enlaza a iones metálicos facilitando su solubilidad en agua.

Bronopol (2-bromo-2-nitropropane-1,3-diol)
Lo podemos ver en la etiqueta del lavavajillas. Es un antimicrobiano. También se usa en cosméticos, champús y fármacos para conservarlos.

Agentes blanqueadores y azulantes
Los blanqueadores ahora usan oxígeno en lugar de lejía para eliminar las manchas coloreadas. Algunos son blanqueadores ópticos (como los agentes azulantes), es decir, en realidad no limpian sino que son colorantes que se pegan a la ropa haciendo que parezca menos amarilla (véase cualquier anuncio de "oh-mi-blusa-ha-dejado-de-ser-blanca").

Perfumes
Suelen ser artificiales y sirven para enmascarar el olor de los otros compuestos, aportando un olor persistente al producto que luego queda en el suelo o la ropa y muchas veces es el principal motivo de que los consumidores lo escojan. Para extraerlos y para que se volatilicen y lleguen a nuestra nariz, se usan distintos disolventes.


¿Qué tienen de malo?

Las principales preocupaciones respecto al uso de estas sustancias son sus efectos sobre el medio ambiente y la salud humana. En ello no sólo influyen su toxicidad en el medio sino su baja capacidad para biodegradarse. Además sus efectos sobre la salud están poco estudiados, sobre todo teniendo en cuenta la gran cantidad de productos químicos y derivados que se utilizan en la limpieza y que pueden interactuar entre sí. Su fabricación y envasado también producen resíduos y gasto de energía, sin contar con su transporte para ser distribuidos.

Existen cientos de formulaciones de tensioactivos y muy pocas son naturales (como el jabón o las saponinas), sino que son derivadas del petróleo. El problema es que son muy poco biodegradables. Ni siquiera las depuradoras consiguen degradar el 50% de estas sustancias y en algunos casos se generan compuestos más tóxicos que los iniciales.

El EDTA también es muy poco biodegradable y tóxico para los insectos, los moluscos y los peces. 

Por su parte, el bronopol tiene dos puntos conflictivos. Primero, que bajo determinadas circunstancias puede liberar nitritos y originar nitrosaminas, que son carcinógenas. Segundo, que el bronopol se manufactura en China (a cuyos productores se lo compran la mayoría de los fabricantes de champús, cosméticos, jabones líquidos y productos farmacéuticos) y sabemos que las exigencias ambientales en esa nación son extremadamente bajas. La alta efectividad de este compuesto hace que pequeñas concentraciones sean capaces de acabar con gran cantidad de microorganismos, por lo que su liberación al medio ambiente puede producir daños.

Los polifosfatos son perjudiciales porque dividen las moléculas de agua (hidrólisis) haciendo que reaccionen con otras sustancias. Los fosfatos que llegan al medio ambiente favorecen la eutrofización, un proceso que, resumiendo, ensucia las aguas naturales y reduce el oxígeno que hay en ellas, causando la muerte de muchos organismos.


¿Hay alternativas?

Conocer cómo actua un producto limpiador y el tipo de agua que utilizamos nos permitirá actuar de dos maneras: reduciendo y sustituyendo.

Reduciendo la cantidad de limpiador/detergente de manera que utilicemos lo estrictamente necesario. Para ello debemos adaptarnos a la dureza del agua que llega a casa y a la cantidad de ropa o superficie a limpiar.

Podemos conseguir tener que lavar menos si elegimos tejidos y superficies fáciles de limpiar y colores que se manchen menos.

Si recogemos y guardamos bien la ropa evitaremos que se ensucie de estar por ahí tirada o que termine en el cesto de la ropa sucia sin estar sucia. También reducimos detergente si no lavamos ropa limpia (esa que sólo te has puesto una vez y que tendiéndola al sol se orearía), o al menos si lo hacemos sin detergente, que sirve para las manchas, para el olor no es necesario (haz la prueba sin usar detergente y verás como tu ropa no huele a nada). Además, incluso cuando hay suciedad, utilizar sólo la mitad del detergente recomendado por el fabricante da buenos resultados (haz la prueba).

Sustituyendo los limpiadores convencionales por alternativas más ecológicas, que usan componentes naturales y biodegradables. Es el caso del vinagre blanco, el bicarbonato, el jabón negro (o jabón de sosa), el ácido cítrico... Con estos elementos podemos elaborar recetas sencillísimas que iremos viendo.

¿Qué dices, te pasas a una limpieza limpia de verdad?

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