Recuerdo un anuncio en el que una supuesta mamá bióloga decía que en las casas había muchos gérmenes y no quería arriesgarse a que su bebé “coja cualquier cosa” (un término muy técnico, sin duda era microbióloga). Sin embargo esa madre no temía en absoluto exponer a su hijo a sustancias químicas, ante las cuales, al contrario que sucede con las bacterias que podemos encontrar en una casa, su sistema inmune no puede defenderlo.
Las bacterias están en todas partes, incluso en nuestro interior, y no es un hecho que deba alarmarnos. Hay millones de especies de bacterias, especializadas en distintos ambientes. Nuestra especie creció entre ellas, desarrolló defensas contra algunas y estableció relaciones de simbiosis con otras, que nos ayudan desde dentro de nuestro cuerpo.
Desde hace un tiempo, las empresas que quieren vender productos químicos para limpiar resaltan que tu casa está llena de bacterias (la de tu abuela también lo estaba y seguro que no fue al hospital por ello) y que hay que eliminarlas. Y poco a poco nuestras casas han acabado llenas de detergentes, quitamanchas, abrillantadores, disolventes, desatascadores... Esos productos contienen sustancias tóxicas y contaminantes que son las que producen esos “milagros” de limpieza. Pero si algo es biocida (mata bacterias, mata vida) también afecta a nuestros tejidos: irritaciones en la piel, reacciones al entrar en contacto con las mucosas, incluso hay gente que es alérgica.
No, mi limpiador no hace eso
¿De dónde procede el “olor a limpio”? De partículas o disolventes que llegan a tu nariz y penetran en tu sistema respiratorio (eso también lo hace tu ambientador eléctrico). Por no hablar de la “blancura inventada”, esa que recuperan tus prendas que ya estaban grises o amarillentas y que se consigue con partículas microscópicas que quedan pegadas a la ropa.
Hay personas que son más sensibles a ciertos compuestos, y al estar expuestos a una pequeña concentración manifiestan efectos adversos. Tal vez tú seas menos sensible. Pero nadie se ha preocupado por descubrir los efectos a largo plazo, o qué posibles reacciones pueden tener dentro de nuestro complejo organismo en combinación con otras sustancias diferentes con las que también entramos en contacto.
Además afectan al medio ambiente, donde llegan grandes cantidades procedentes de las tuberías de cada casa. Un sólo producto puede tener decenas de componentes químicos que reaccionan con otros miles de componentes de otros productos que se encuentran por el camino. Esto dificulta los procesos depurativos, cuya mejora a raiz del uso masivo de limpiadores y detergentes ha sido la preocupación de los ingenieros de depuradoras en los últimos tiempos. Eso no significa que lleguen a ser eliminados del agua, sino que entorpecen su tratamiento.
¿Significa esto que debemos ser unos guarros?
Sinceramente yo preferiría que mi hijo se metiera las manos a la boca después de haber estado gateando sobre bacterias que han estado ahí toda la vida a que chupara cualquier resto de producto de limpieza que pudiera quedar. Pero la acumulación de suciedad puede dar lugar a verdaderos problemas para la salud. Hay que limpiar teniendo en cuenta que nuestra casa no es un quirófano, y mucho menos debe ser un laboratorio químico.
Por eso en los próximos post de Pikieco hablaré sobre cómo fabricar nuestros propios limpiadores naturales. Así que si tienes limpiadores comerciales en casa, no los renueves cuando se gasten.
Es más, ciertos productos químicos favorecen la hipersensibilidad, osea las alergias. Hay un documental interesante sobre este tema, creo que se llamaba "Hommo Toxicus" (lo confirmaré).
ResponderEliminarAun así, también podías sugerir ciertas opciones comerciales, las menos dañinas
Jandro, ve al armario de los productos de limpieza y mira la etiqueta trasera de algunos de ellos. En ninguno encontrarás la composición exacta. Algunos tienen patentes y su fórmula es secreta. Así no es posible sugerir opciones comerciales menos dañinas.
ResponderEliminarEn estos casos, el consumidor debe depositar su confianza en el ecoetiquetado y buscar productos "ecológicos". Pero cada etiqueta se otorga según unos criterios que pueden ser más o menos exigentes con el producto y que el consumidor debe conocer previamente.
Sin embargo las opciones menos dañinas (no digo que sean totalmente inocuas) son las que se consiguen con productos naturales que podemos tener en casa, como el limón, vinagre, bicarbonato, alcohol, glicerina, sal; y otros menos naturales, como el jabón o un poco de soda. Además nos ahorramos el envase pues podemos reutilizar una y otra vez el mismo recipiente para nuestras recetas caseras.
En este blog daré algunas soluciones caseras distintas según lo que se quiera limpiar. Pero si sigues interesado en opciones comerciales, también hablaremos de ecoetiquetado.
Yo estoy interesada en el ecoetiquetado!
ResponderEliminarCuéntanos más, por favor!
Por cierto, te dejé un premio en mi blog, pásate a buscarlo cuando lo desees.
Un besito!
P.S: Tu verificador me pide que le ponga "meawat".
Ahi lo dejo...