12 de mayo de 2015

El juego de Diógenes: Semana 1

La semana pasada me embarqué en un reto. Hoy es el séptimo día y he dejado siete pins tipo chapa en el montón que veis en la foto. Voy a hacer un repaso de cómo ha ido la semana.

Me he librado de veintiocho cosas (cada día sumaba al montón un número de cosas igual al de los días que llevaba haciendo el reto), podéis verlas en la imagen. Ha sido relativamente fácil porque algunas eran material de embalaje y, otras, cosas que ya no funcionaban. Podéis pensar que tirar una caja de cartón no cuenta, pero si has guardado esa caja año y medio pensando en que te podía servir para guardar otras cosas o para enviar algo por correo, pues sí cuenta, porque ha estado ocupando espacio, ha tenido que ser reubicada múltiples veces y ha sido salvada de ser tirada otras tantas veces.

Remordimientos

Soy una persona que siente remordimientos por producir residuos. No es que tolere fácilmente que mi casa parezca una central de reciclaje de papel y botellas de plástico, es que me “molesta” tener que tirarlos porque no me convence el sistema de recogida y reciclaje, que gasta tanta energía. Sé que al final todo eso acabará en la basura, pero tiendo a pensar que un segundo uso, al menos, reducirá parte de su huella ecológica.

También hay cosas que no puedo reutilizar -o no se me ocurre cómo- y que guardo para no pensar que estoy "ensuciando", pero el hecho es que ya son basura, porque no pueden ser utilizadas, da igual que estén en mi casa o en el contenedor.

¿Tienes tiempo para esto?

A la lista de todos los proyectos y obligaciones, se une entonces el tener que reciclar algo. Si uno de mis principales proyectos fuera el reciclaje o si lo hiciera con cierta frecuencia -como actividad de fin de semana, o haciendo tutoriales, por ejemplo-, no tendría este dilema.

También es verdad que algunas cosas son más rápidas de reutilizar o reciclar que otras. Enseguida se puede cortar la parte de abajo de una botella de plástico para usarla como recipiente. El problema surge cuando esos reciclajes forman parte de un proyecto mayor, por ejemplo, acumular muchas botellas para plantar cosas en ellas, para hacer distintas mezclas en ellas o para utilizarlas como soporte de alguna manualidad.

Entonces hay que ser muy honesta respecto a lo que se es capaz de hacer con el propio tiempo y, sobre todo, centrar las energías y la concentración en los proyectos que resulten más significativos para una misma. De todas formas, aunque se disponga de tiempo, no se pueden reciclar todos los residuos que se producen.

Compramos basura

Tener que enfrentarme, por problemas de espacio y de concentración mental, a la tendencia de la reutilización y el reciclaje, me está haciendo ver que no es efectivo intentar no producir residuos cuando ya los he consumido.

A parte de que el producto que estemos comprando se vaya a convertir en un residuo muy pronto -antes incluso de que nos atrevamos a tirarlo a la basura-, también estamos consumiendo los envases y embalajes asociados a él, aunque no contemos con ellos porque estamos pensando en el contenido.

La clave para evitar tirar no es conservar, sino evitar consumir cosas de las que no vamos a poder ocuparnos (De nuevo, en este punto hay que ser muy honesto). Las cosas que consumimos no necesariamente las hemos pagado, tomar algo gratis también es consumo, ya que ese objeto ha tenido que ser producido-extraer la materia prima, elaborarlo y transportarlo- para que lo usemos.

Estrategias

He pensado en tres estrategias que me pueden ayudar, pero acepto sugerencias.

  • PriorizarLa realidad es que no hay tiempo para todo. Por eso hay que establecer unas prioridades y ser realista en cuanto a su cumplimiento. Suena fácil decirlo, sin embargo es un proceso que debe ir perfeccionándose progresivamente. De momento, tengo claro que hay demasiados objetos en mi vida y que no puedo ocuparme de todos. Tendré que profundizar en esto.

  • Establecer un plazoNo está mal reutilizar o reciclar productos y materiales, pero para evitar guardarlos demasiado tiempo y que luego vayan a la basura tal cual, he pensado en establecer un plazo en el que deben ser utilizados. Si no me ocupo de ellos en dos semanas -por aquello de que unas semanas vienen más “cargadas” que otras-, con pesar, irán a la basura.

  • Consumir menosPara que haya menos pesar, la clave está en no consumir cosas -sean compradas o gratuitas- que se puedan convertir enseguida en residuo. Esto no sólo significa ser más reflexiva a la hora de comprar, sino que los residuos asociados a un producto -como recambios de usar y tirar, embalajes y envases- pasan a ser un nuevo criterio de selección a la hora de comprar: optaré, dentro de mis posibilidades, por las alternativas que los eviten.


Como veis, de momento estoy aclarando mi forma de pensar respecto a qué es un residuo, no me he ocupado todavía de ningún objeto significativo del que nunca haya pensado desprenderme. Veremos que pasa esta semana cuando, al final, me haya desprendido de 77 cosas más. ¿Qué pasará cuando haya acabado con las “chuminadas” y tenga que empezar a considerar objetos más “importantes”?

¿Guardas cosas para reutilizarlas o reciclarlas por ti mismo (envases, ropa vieja, tazas rotas, etc.)? ¿Cómo decides las que conservas y las que tiras?

1 comentario:

  1. No veo en tus estrategias la opción de no reutilizar. Aunque bueno no del todo. Reutilizar solo lo que sabes con certeza que vas a usar. Por ejemplo en mi oficina reutilizamos papel escrito sólo por una cara, pues se utiliza para tomar notas, hacer un croquis etc. Hay un lugar para ese papel. Es decir, la necesidad va primero y luego el objeto que satisface esa necesidad, y no al revés. Si no sabes ahora la utilidad de una cosa, es que no la tiene, y seguramente no la tendrá nunca.

    Has hecho la parte fácil de tu reto. Suerte con la siguiente fase!

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