26 de mayo de 2015

El juego de Diógenes: Semana 3. Todo tiene sentido.

Esta semana me he encontrado sobre todo con dos tipos de cosas: proyectos del pasado y recuerdos. A veces se confunden, porque un objeto te recuerda que tienes algo que acabar. Siempre tengo entre manos proyectos que retomo una y otra vez y nunca termino, pueden tener la forma de una colección o de un sueter a medias. Pero, como decía en anteriores semanas, no hay tiempo para todo y hay que ser realista. Así que, ahora he tenido que dejar a un lado los remordimientos del consumo para enfrentarme a algo nuevo: el juego me ha empujado a plantearme mis prioridades.

El calibre del juego

Un elemento interesante de este juego es su progresividad, consiste en desprenderse cada día de un número de objetos igual al número de días que hace que empezaste el reto. Si empiezas el día uno del mes, simplemente tienes que mirar el calendario y el número del día te indicará el número de objetos. Si empiezas otro día, en medio del mes, puedes hacer lo mismo y guiarte por el calendario o empezar por un objeto, como hice yo: el día 6 elegí un objeto; hoy, día 26, hace 21 días que empecé,  así que tengo que elegir 21 objetos, que se suman a todos los demás. De esta forma el numero de objetos aumenta exponencialmente.
Como cada día va a más y no sabes lo que te espera dentro de dos días -a no ser que tengas muy claro todos los trastos que tienes-, eso favorece que tomes decisiones en el presente, respecto a tus necesidades actuales.

¿Qué pasa cuando llegas lejos? ¿Qué pasa cuando tienes que elegir desprenderte de 20 objetos cuando ya llevas 190 y va quedando menos entre lo que escoger? Pues se activa algo muy importante que tal vez estaba dormido: tus prioridades.

Las prioridades

Las prioridades no son a corto plazo, sino a medio y largo plazo. Está claro que no puedes dedicar tu limitado tiempo y tu esfuerzo a todas las cosas que tienes. Hay un corto número de actividades a las que te puedes dedicar durante la semana. Si somos conscientes de que no conviene dejar indefinidamente “para mañana” aquellas cosas que nos enriquecen y nos hacen felices, lo mejor es empezar ya a hacer esas cosas y dejar de lado las que sólo nos distraen de nuestros objetivos. Por lo tanto, las prioridades deben entrar dentro del horario semanal. Y los objetos que nos ayuden a conseguirlas son los que deberemos conservar, los demás son distracciones.

Hay prioridades que requieren recursos materiales para realizarlas y otras que no. Pero todas requieren de tiempo y éste también es un recurso, a menudo más limitado que otros. Así que, siendo realista, las prioridades no deberían sobrepasar las 6. Dedicar tu tiempo y esfuerzo a 4 actividades/objetivos/aficiones, contribuirá a que tengas más éxito en ellas que si lo tienes que repartir entre 6. Y si has elegido bien esas 4 prioridades, es decir, si de verdad te enriquecen, tener éxito significa sentirse realizado. ¿Es eso la felicidad? Supongo que hay más factores, pero habrás puesto todo de tu parte en éste.

Algunos ejemplos de actividades que no requieren objetos enredando tu casa son:
  • Pasar tiempo de calidad con familia y amigos.
  • Disfrutar del contacto con la naturaleza.
  • Ayudar a otras personas.
  • Buscar un trabajo que te guste, dar lo mejor en el que ya tienes.
  • Realizar ejercicio físico (caminar, correr, subir escaleras, bailar…)
  • Meditar.
  • Compartir lo que sabes.
  • Asistir a eventos culturales, talleres, cursos, conferencias…
Algunos ejemplos de actividades que pueden requerir objetos para realizarse son:
  • Ser aficionado a trabajos manuales.
  • Practicar algún deporte.
  • Cocinar.
  • Dibujar y pintar cuadros.
  • Leer (aunque depende del formato de tus lecturas -físico o digital- y de su procedencia -compradas o prestadas-).
  • Tocar un instrumento (aunque se puede tratar de un único objeto y algún accesorio).
  • Estudiar idiomas (a veces no hace falta ningún objeto físico para hacerlo).
  • Hacer yoga o pilates (aunque los materiales son mínimos si no te empeñas en equiparte a tope. Ir a la última requiere muchos recursos materiales).
¿Cuáles son las actividades que te hacen sentir realizada? ¿Cuáles son las actividades que haces actualmente? ¿Coinciden?

El verdadero sentido del juego

¿Qué conseguimos planteando esto? Dedicar nuestro tiempo y esfuerzo a lo que de verdad nos importa. He descubierto que ese es el verdadero sentido de este reto, va más allá de reducir la saturación en armarios y habitaciones, más allá de ayudarte a ordenar. Te centra en las cosas que quieres de verdad, te ayuda a señalar las actividades que más te apasionan, trazando un camino más despejado hacia la autorealización.

Ahora viene el último empujón, esta semana se acaba el mes. Voy a intentar acabar el juego y añadir 120 cosas más al montón de 231 que ya llevo. Después, ya no me centraré en los números, sino en mis prioridades. A veces hace falta algo concreto y superficial que nos guíe hacia nuestras verdaderas necesidades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario